viernes, 19 de mayo de 2017

Ahorrar energía

Del hogar con termostato al de los sensores

En lugar de confort, ahora la casa inteligente ofrece ahorrar energía

Lejos del estereotipo, los nuevos conceptos de automatización de luz y temperatura buscan bajar el costo de los servicios.
En lugar de confort, ahora la casa inteligente ofrece ahorrar energía
Todo automático. Las soluciones inteligentes pueden decirle a una persiana cuándo subir o bajar, según la cantidad de luz natural que hay.
En el imaginario, a la casa inteligente la habita un soltero canchero y millonario. Puede estar acá, en la zona norte del GBA o en Malibú. Cuando al atardecer él llega a su hogar automatizado a bordo del convertible, el portón lo reconoce y se abre solo, y al ingresar a la sala se enciende la música, se suben las cortinas, y la medida exacta de hielo cae en el vaso en el momento justo. Mil sonrisas y cero esfuerzo. También todo ficción.
Pero la casa inteligente avanza a paso firme en la vida real, aunque no asociada con el confort sino con el ahorro. La tendencia se ve más en Europa que en los Estados Unidos, y acá las empresas del sector creen que el consumidor argentino se va subir a la novedad empujado por al aumento de las tarifas de luz, agua y gas, que, al menos a mediano plazo, se cree que serán enormes. “El aire gasta un montón, hay que usarlo en 24 grados”, es la idea que ya ganó el debate del ahorro. Pero según el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE), una estufa alógena de tres velas gasta casi lo mismo que un aire de 3.500 calorías. Una computadora consume el cuarto que un aire, y una araña de cinco bombitas alógenas de 60 watts, casi como la compu. Es decir que la luz de cuatro o cinco ambientes de una casa consumen el equivalente a un aire. Todo suma. “El gasto que genera el modo stand by de la tele (cuando parece apagada, pero en realidad está en modo reposo) puede representar hasta un 7% de la factura de electricidad”, dijo a Clarín Penyamin Bedel, de Schneider Electric, fabricante de equipos eléctricos que desarrolla soluciones para gestión de energía y automatización.
En el país, el concepto de la casa inteligente que ahorra energía ya llegó para grandes residencias de 600 metros cuadrados o más. Se calcula que hay al menos unas mil. Y también ya hay automatización con estos conceptos en grandes edificios como la torre YPF, Banco Galicia, el shopping DOT, o el Polo Científico Tecnológico. Pero para que se vendan soluciones para casas de cinco ambientes o menos faltan unos dos años.
En lugar de confort, ahora la casa inteligente ofrece ahorrar energía
Cocina del futuro. La muestran en el edificio Le Hive, en París.
Wiser es una solución que ya se ofrece en Europa, Asia y Estados Unidos (120 dólares en Amazon) y es capaz de coordinar sensores y dispositivos de todo tipo, y guardar toda esa información para usarla luego de manera inteligente. Así, Wiser puede “decirle” a una persiana automática cuándo subir o bajar de acuerdo a la temperatura exterior o a la cantidad de luz natural. Y también puede “dialogar” con una estufa a gas o con las lamparitas. Se conecta por Wi-Fi y se puede manejar desde una tableta o un celular. Además, como es de tecnología abierta, puede ejecutar las directivas que le da el dueño de casa mediante algunos de los mayordomos virtuales como el Echo (179 dólares en Amazon). Es decir, que al llegar a casa, se le puede pedir a Echo que haya más luz y Wiser decidirá qué camino es el correcto, si subir las persianas o encender las luces. También puede dialogar con Nest, el termostato inteligente de Google que “aprende” de las costumbres y rutinas de los integrantes del hogar.
“Es una tecnología presente. Ya está disponible, pero en Argentina todavía no arranca por una cuestión cultural. Abrimos la canilla y gastamos agua sin medida, pero en el mediano plazo eso va a cambiar y la automatización va a ayudar. Hay sensores de todo tipo que “leen” un determinado ambiente y pueden dar órdenes para prender o apagar el aire, o hacer subir y bajar persianas, y hasta detectar pérdidas de agua. Es más, ya se habla de sensores omnipresentes. Hay de presencia, que verifican si hay alguien en el ambiente; de paso de aire y de saturación por contaminantes, que monitorean la calidad del aire que respiramos; de temperatura; de movimiento; de presencia de extraños; y hasta portables, que cada individuo debe lleva encima. Y aunque para aplicarlos se necesita una inversión inicial, los precios de los sensores están bajando mucho de precio a medida que se popularizan, porque al usarse más, se fabrican más y bajan los costos”, explica el ingeniero Víctor Marinescu, miembro de la Asociación Argentina de Control Automático (AADECA), quien además dicta clases de automatización en la Facultad de Ingeniería de la UBA y es periodista técnico. Entonces, cada ambiente debe tener su propia temperatura, de acuerdo al tipo de uso que se le da (puede no requerir los mismos grados un dormitorio que un garaje). Durante las horas que hay luz de día, el uso inteligente de las persianas incide también en la temperatura, y claro, en el uso de luz eléctrica.
Como en la mayoría de los hogares el movimiento no es igual de lunes a viernes que los fines de semana, se pueden variar los días de modo manual, o bien lo puede hacer el sistema una vez que “aprende” los movimientos de la casa. También se pueden variar las horas. Hay muchas soluciones para comenzar a construir la casa inteligente. Aunque no están en las góndolas, ya se pueden importar vía Amazon, por ejemplo, como el caso de Wiser. En el sector aseguran que pasar de la casa con termostatos a la casa con sensores ahorra un 10% del consumo. “Todavía falta confianza. La gente ya instala sensores que tienen que ver con la seguridad (detectores de movimientos, o de intrusos), pero cuesta con los sensores que tienen que ver con el ahorro. Seguramente el aumento de tarifas va a impulsar este cambio cultural”, afirma Marinescu.
La conciencia verde también empuja el consumo racional
El consumo racional de agua, gas y electricidad no solo beneficia al bolsillo. La creciente conciencia de ahorro energético, sobre todo en Europa, es una buena noticia también para la ecología. ”Desde 2012 se duplicó la cantidad de gases de efecto invernadero. Y una buena parte de ello se lo debemos a las centrales que generan energía. El 60% del gasto de la energía tiene que ver con cuestiones relacionadas con el clima, y con apenas un grado menos ahorraríamos el 10%. Encima hay que tener en cuenta que todavía una gran parte de la población no tiene acceso a la energía, pero en breve deberían ingresar al sistema. En la región hay 30 millones de personas que no consumen energía, y en el mundo 1.000 millones. Además, diversos estudios dicen que la población en las ciudades va a crecer y como consecuencia se va a duplicar el consumo de eléctrico. Estos números dejan en evidencia que hay que consumir energía de otra forma, de manera más inteligente”, dijo a Clarín Tania Cosentino, presidenta de América del Sur de Schneider Electric, empresa de gestión de energía y automatización.
En lugar de confort, ahora la casa inteligente ofrece ahorrar energía
Tania Cosentino, presidenta de América del Sur de Schneider Electric.
La firma en la que Tania es ejecutiva tiene su sede central en Francia, y está en un edificio al que llaman Le Hive. Este edificio es el primero en el mundo con certificación ISO 50001, que es el estándar más exigente en gestión de energía. En esta torre que está a 20 minutos de París, hay control de iluminación y persianas, monitoreo y control de energía y control de motores para bombas y ventiladores. Son 172 medidores de eléctricidad, 3 de gas y 11 de agua. La energía se mide por zonas y cada empleado lleva un sensor anónimo, para que el edificio sepa qué cantidad de gente hay en cada oficina, y a partir de eso administra la energía. En Le Hive tambien muestran cómo funciona una casa inteligente.
En París, además, supervisan la red de agua con sensores. Computadoras y una red inteligente avisan, en tiempo real, cómo está funcionando la central de procesamiento de agua. 

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